TERCER PERÍODO TEXTO 4: San Agustín de Hipona (354-430)
TERCER PERÍODO TEXTO 4
San Agustín de Hipona (354-430)
Nació
a mediados del siglo IV en Numidia (hoy Túnez) territorio romano del norte de
África. Vivió en el momento que en la
historia atravesaba por una por una encrucijada enfrentada: el mundo antiguo
que defendía sus últimas posiciones y la nueva civilización que trataba de
imponerse. Esto marco su pensamiento, que lo llevó a plantearse seriamente los
problemas filosóficos más radicales sobre la verdad y el sentido de la vida.
Profesó, en un principio, la llamada filosofía maniquiita, que admitía dos principios: uno del bien y otro del mal; pero se dio cuenta de que el principio del mal no podía ponerse en igualdad de condiciones con el del bien, ya que el mal era negación del ser, no-ser. Abandonando esta escuela estudiará el estoicismo y el epicureísmo; luego aborda el pensamiento de Plotinio, siempre buscando la verdad con gran fuerza. Todo este peregrinar, lo llevará hasta las puertas del cristianismo, al que dedicará todo su espíritu.
INFLUENCIAS
Junto
a la influencia de la Biblia y del cristianismo, en filosofía la influencia más
notable fue la de Platón. Vio en la obra de platón un soporte filosófico para
la fe cristiana; la teoría del mundo de las ideas le ayudó a explicar el mundo
y el ser de
Dios; la antropología de Platón la tomaría para explicar el drama del pecado, la purificación del alma y el retorno al cielo; la creación del mundo, la teoría del conocimiento, incluso la misma ética y la política de platón las asumió para forjar con ellas un pensamiento filosófico cristiano que perdurará hasta nuestros días.
Dentro de sus libros más importantes están: Las confesiones, que es como una autobiografía (400), La ciudad de Dios (413- 426), que es una filosofía de la historia y El Tratado de la Santísima Trinidad, donde está presentada la Antropología filosófica, la Teología y la Teoría del conocimiento entre otros que marcan su pensamiento.
CRISTIANISMO Y
FILOSOFÍA
El
cristianismo aparece en la escuela de Alejandría, unos dos siglos antes y dos
después de cristo. A Filón de Alejandría se le debe la síntesis de la filosofía
griega y del pensamiento hebreo. Esta síntesis se apoya en los escritos judíos
y en la filosofía neoplatónica. Filón, al igual que platón, divide el
conocimiento en dos mundos: el de las ideas y el de la realidad. Según filón el
mundo trascendente de Dios no tiene nada que ver con lo sensible; mientras el
mundo real es principio de todo mal o es el mundo del pecado. En este sentido,
Dios y el mundo sensible (lo real) sean divididos radicalmente. Pero Filón
habla de ciertos seres intermedios, potencias, Ángeles y demonios en cargados
de ejecutar los mandatos de Dios en relación con el mundo. Sin embargo, la
función de punte le es encomendada de un modo especial al logos, que es una
especie de resumen de todos esos seres intermedios. El logos es la idea de las
ideas, el logos es el enviado de Dios, el segundo Dios. Otros pensadores
cristianos, como San Juan, por ejemplo, piensan que el logos está representado
en la figura de cristo, concebido como el conciliador entre Dios y el mundo.
Es importante insistir que el cristianismo no es propiamente una filosofía o una teoría racional, sino un saber de salvación. Toda verdad en su sentido racional pierde terreno frente a la fe, que es el sustento de una verdad moral; y esta verdad moral buscará salvar al hombre de morir para siempre. Por eso en los evangelios no se encontrará una verdad filosófica, sino sólo una verdad que busca salvar al hombre del pecado.
Cabe también recordar que la verdad para los griegos tiene su base en la razón, mientras que para los cristianos se sustenta en la fe. Además, el logos para los cristianos es palabra, y ésta es lo verdadero, no porque se demuestre racionalmente, sino porque se tiene confianza o credibilidad en la palabra divina. El sabio es el que confía en la palabra y es poseedor de una verdad no cognoscible por la razón sino por medio de la fe que salva.
Ahora, es importante resaltar que no sólo fue filón sino también Clemente de Alejandría y el mismo San Agustín, quienes buscan relacionar la fe cristiana con la filosofía. Quién mejor las concilió fue San Agustín. Para él, la filosofía griega o pagana, debe servir para fundamentar especulativamente los enunciados de la fe. La frase que sintetiza dicho pensamiento la enuncia de la siguiente forma: intellige ut credas; crede ut intelligas (“entiende para que creas; cree para que entiendas). En este orden de ideas, al pensamiento intelectual o filosófico, le corresponde estar al servicio de la religión. La filosofía debe ser un instrumento que consolide los dogmas de la iglesia.
PENSAMIENTO GENERAL
El punto de partida del pensamiento de San Agustín, fue la verdad. Se hizo cuestionamientos como: ¿Se da la verdad? ¿Cómo llegamos a ella? ¿Qué es la verdad? Cuando reconoció el error del maniqueísmo, San Agustín, se preguntó sobre si existe la verdad en general, la verdad absoluta. Para solucionar el problema, no parte de verdades trascendentales, como hacía la filosofía antigua, sino de hechos de inmediata evidencia, es decir, de los datos de conciencia. “¿Duda alguien de que vive, de que recuerda, de que conoce, quiere, piensa, sabe y juzga? Pues si duda, vive...; si duda, sabe que no sabe algo con plena seguridad; si duda, sabe que no puede dar su asentimiento a la ligera. Podrá alguien dudar acaso sobre lo que quiere, pero de esta misma duda no puede dudar. Con lo planteado anteriormente, San Agustín descubrió una serie de verdades, que son las de la conciencia; con lo que creyó haber superado definitivamente el escepticismo.
Cuando se refiere a la fuente de la verdad, San Agustín considera, siguiendo el pensamiento de Platón, que ésta no se encuentra en la experiencia sensible; aunque ésta no debe considerarse sobrante, la decisión sobre el valor necesario y eterno de la verdad no tiene en ella su base. Por tanto, busca esta fuente en otra parte, y la encuentra en el espíritu del hombre. “No busques fuera. Vuelve hacía ti mismo. En el interior del hombre habita la verdad. Y si hallas que también tu propia naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo”. Ahora, para San Agustín el espíritu no era independiente, sino que fundamentalmente esta unido o adherido a algo superior a él, que es Dios. Es aquí donde apareció su teoría de la iluminación. Según él, es a través de una iluminación que la verdad se irradia desde Dios sobre el espíritu del hombre. Pero no se trata de una iluminación sobrenatural, sino de algo natural, ya que la palabra iluminación es tomada de la sagrada escritura y señala a Dios como la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En síntesis, la esencia de la verdad, según San Agustín, parte de tener una verdad por una cualidad del juicio y poner su esencia en la conformidad de los enunciados con la efectiva realidad del objeto, o sea, una verdad lógica. Pero luego, esta verdad, queda relegada a un segundo plano para dar paso en toda su amplitud a lo que es propiamente el fundamento de la verdad, a saber, las ideas y razones eternas en el espíritu de Dios.
Teniendo en cuenta lo planteado, el problema de la verdad está relacionado básicamente con el problema de Dios. Más concretamente, con la existencia y esencia de Dios. Para San Agustín la existencia de Dios era algo claro, así como para los demás padres de la iglesia. Sin embargo, cita sus propias pruebas para mostrar su existencia, como es la prueba ontológica que parte de los siguientes razonamientos: la verdad absoluta, el ascenso a lo inteligible y el espíritu viviente. Además, mencionó otras pruebas de la existencia de Dios como la teleológica, la psicológica y la moral. Dentro de la esencia de Dios, San Agustín, lo caracterizó como el fundamento último del mundo, al que le conviene la unidad, la unicidad y que es infinitamente perfecto y eterno, porque es el ser.
Fuera de los temas mencionados, San Agustín también aborda la creación, el alma, la relación alma cuerpo, el bien y la ciudad de Dios. Su obra fue basta e importante, para el futuro afianzamiento del cristianismo. En los primeros escritos, San Agustín, desplegó una gran crítica a los escépticos y maniqueos, en obras como: Contra los académicos, Sobre el libre albedrío, entre otras. Sin embargo, entre sus obras más importantes, además de las mencionadas, están las Confesiones de carácter autobiográfico, Sobre la trinidad y la Ciudad de Dios.
La ciudad de Dios, es la principal obra de San Agustín, fue escrita entre los años 413 y 426.en ella demostró sus conocimientos de la vida social y del estado. Su concepción social se resume en los dos esquemas: ciudad de Dios y ciudad del mundo. Pero estas dos formas no corresponden a las dos realidades sociales de la iglesia y los estados civiles, sino que expresan las dos posiciones espirituales de la ley de Dios o contra ella, la comunidad del orden o del caos, del bien o del mal. Mientras la ciudad del mundo siga aferrada a los bienes de la tierra, descuidando el fin que está en Dios, no saldrá de ahí. La ciudad de Dios, por el contrario, consta de hombres que entran en el eterno reino de Dios, que no se quedan en las cosas exteriores para gozarlas, sino que viven en Dios y de Dios, un orden ideal y, en el centro de él, los hombres y el mundo se instalan en la paz del eterno reposo de Dios.
TALLER 4
1
¿Cuál es el aporte principal de Filón de Alejandría?
2
explique el conocimiento para Filón
3
según Filón ¿Cómo se relaciona el mundo sensible y el conocimiento de Dios?
4
¿Cómo entiende el logos Filón?
5
según San Juan ¿Qué es el logos?
6
explique el cristianismo como saber de salvación
7
¿Cómo relaciona San Agustín la fe cristiana y la filosofía?
8
exponga la verdad para San Agustín
9
explique la teoría de la iluminación de San Agustín
10
¿Cómo explica la existencia de Dios San Agustín?
11
¿En qué consiste la ciudad de Dios de San Agustín?
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