TERCER PERÍODO TEXTO 5-B: LA ESCOLÁSTICA.

 

TERCER PERÍODO TEXTO 5-B

LA ESCOLÁSTICA.

 A Continuación, se registrarán los aspectos más importantes de los tres autores más representativos de la escolástica. 

*San Anselmo de Cantorbery (1033–1109).

Procede de Aosta, norte de Italia. Fue abad en Normandía y luego arzobispo de Cantorbery. Se cree que con él comienza la primitiva escolástica. Sus dos obras más nombradas son el Monologium, que trata sobre la sabiduría de Dios, y el Proslogium, referido a la existencia de Dios.

Es un pensador educado por entero en San Agustín. Cree que los enunciados de la fe, tanto en sus contenidos como en su relación interior, deben ser vistos de un modo racional, lógico y organizados en un sistema coherente, deduciendo unos de otros para abrir la inteligencia desde las más profundas bases. Sin embargo, este método racional no resuelve los misterios de la fe, sino que trata de elaborar racionalmente y dar moldes lógicos a los datos revelados, pues sus premisas son más del orden religioso que filosófico, como lo muestra la interpretación de la frase de San Agustín: “No quiero entender para creer, sino creer para poder entender.”

San Anselmo se ha ganado un puesto en la historia de la filosofía por su prueba de la existencia de Dios, que más adelante se denominaría ontológica. El razonamiento es como sigue: “La razón encuentra en sí misma la idea de un ser, el ser sumo que se puede pensar (id quo maius cogitari non potest). Si este ser existiera sólo en la mente, no sería el mayor ser cogitable, pues se podría pensar todavía un ser superior a él, el ser, en efecto, que no sólo existiera en la mente, sino también en la realidad. Consiguientemente, la idea del ser sumo exige que este ser no sólo exista en la mente, sino también en la realidad.” En su mismo tiempo, San Anselmo encontró replica a su argumento, como fue la del monje Gaunilon, que sugería que al pensar en una isla perfectísima se seguiría que esa isla existe. La respuesta de San Anselmo se fundamenta en el concepto “del ser que contiene en sí toda perfección”. A las objeciones iniciales le siguieron otras hasta Kant, pero San Anselmo, en su empeño por convencer por la razón lo que enseña la fe, se mantuvo firme en su argumento.

El concepto de verdad que defiende San Anselmo da más claridad al argumento de la prueba de Dios. Para él la verdad significa rectitud de las esencias, esto es, conformidad con el modelo existente en la mente de Dios, que está en el espíritu y sólo puede ser percibido por el espíritu; lo cual implica que en la idea de Dios hay una conexión necesaria entre esencia y existencia la cual, según San Anselmo, es la verdad primera. Por tanto, para él, pensar y ser están íntimamente relacionados, contrario al pensamiento moderno.

*Santo Tomas de Aquino (1224–1274).

Nace en Roccaseca, Italia, en una noble familia napolitana. Se educó en el monasterio Monte Casino (de los 5 a los 14 años). A los 14 sigue sus estudios en Nápoles con Pedro de Hibernia, quién le enseñó el  Quadrivium. De 1239 a 1243 estudia en la Universidad de Nápoles. Ingresa de 20 años a la orden dominicana y, un año después, se dirige a Paris para seguir sus estudios. De 1248 a 1252, estudia en Colonia bajo el magisterio de San Alberto magno. De 1252 a 1255 es bachiller bíblico y comenta las sentencias. En 1256 se gradúa con San buenaventura de Magíster en la Universidad de Paris. Después de tres años de docencia, regresa a Italia, donde conoce a su hermano en religión Guillermo de Moerbeke, quién le facilita traducciones directas y seguras del griego de los escritos de Aristóteles, Proclo, Arquímedes y de los comentadores aristotélicos más importantes, lo que para Santo Tomás fue de gran importancia. Regresa a Paris de 1269 a 1272, que fue el período científico de su vida, además de las polémicas con el averroísmo y con los contradictores de la escuela franciscana. En 1272 vuelve a Italia para  dedicarse al estudio de la orden y a la Universidad de Nápoles. Cuando el Papa Gregorio X lo llama al concilio de Lyón, muere durante el viaje en el monasterio cisterciense de Fossanuova, el 7 de marzo de 1274.

Como filósofo y teólogo italiano, su obra fue amplia y fecunda y puede dividirse en: 1; comentarios a Aristóteles, a la Metafísica, Física, Política y otros. 2; Obras filosóficas menores, como la unidad del pensamiento contra los averroístas. 3; obras teológicas de importancia filosófica, como los comentarios a las sentencias y la summa theologica, entre otras. 4; Quaestiones disputatae, de la verdad, de la potencia, del alma y del mal. 5; Obras apologéticas, como la suma contra gentiles o suma filosófica, entre otras. 6; Escritos de filosofía práctica, como de regimine principium y otros. Existen algunas ediciones de su obra completa traducidas al español.

Dentro de la gran variedad de temas que trató este autor, interesa destacar, en este escrito, el del conocimiento, por ser la línea directriz de los  otros temas. Para el origen del conocimiento, Santo Tomás parte de la doctrina de San Agustín sobre las razones eternas. Para San Agustín, como se señaló en su momento, es a partir de las razones eternas que se conocen  todas las cosas, idea que había sido aceptada por la mayoría de autores. Para santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, lo primero que se conoce no es Dios, como lo supone la teoría de las razones eternas, sino las cosas sensibles: “Es natural llegar a lo suprasensible a través de lo sensible, porque todo nuestro conocimiento arranca de lo sensible” Más adelante agrega: “Lo primero que en esta vida nos es dado conocer, es la esencia de las cosas materiales, que constituyen el objeto propio de nuestro entendimiento.” Para Santo Tomás no basta, para llegar al verdadero conocimiento, contemplar sólo la luz divina, por lo que se necesita del conocimiento de lo sensible.

El conocimiento, según el pensamiento tomista, pasa por tres grados para el nacimiento y progreso del total saber: 1; Se percibe el mundo concreto en su extensión individual, que es el mundo de la filosofía natural o ciencia, su objeto es ens mobile; 2, Se fija el objeto en la extensión en general como tal, teniendo en cuenta sus relaciones cuantitativas, se da el ens quantum y 3, Cuando se piensa sólo en puras determinaciones y aspectos ideales, brota el mundo de la ciencia metafísica, que tiene como objeto el ser en cuanto ser y sus determinaciones más generales. Por medio del ser  se dan los principios supremos, tanto del saber en general como de las ciencias particulares; por eso, al conocer el concepto de ser, se ilumina el saber en general. El ser es el concepto más general y lo primero conocido por el hombre.

Empero, su obra no hubiera sido medieval si la fe no tuviera un lugar destacadísimo en ella. Para Santo Tomás, como para San Agustín, la verdad aprendida no tiene su origen en la experiencia material como tal, sino en las relaciones de las formas eternas, que son las que se  revelan al ser humano. Esta primacía de la fe sobre la razón se ve en la siguiente afirmación: “Se ha de rechazar como falso lo que en las otras ciencias se muestra estar en contradicción con la teología”

Además de lo señalado, el pensamiento tomista se ocupó de temas como el ser y sus diferentes aspectos: el bien, la existencia de Dios, el alma, la ética, el derecho, el estado y otros. Todos estos asuntos fueron tratados por él, con una intensidad y profundidad nunca antes lograda por los autores del medioevo.

Valorado con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, Santo Tomás trabajó al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con razón, creó un pensamiento unitario de las obras y enseñanzas de Aristóteles, San Agustín y otros padres de la iglesia como Averroes, Avicena y otros eruditos islámicos. Esta síntesis se encuentra severamente señalada, con una claridad inigualable, en el siguiente texto de E. Gilson: “No es la originalidad, sino el vigor y la armonía de la construcción lo que encumbra a santo Tomás sobre todos los escolásticos. En universalidad de saber le supera san Alberto Magno; en  ardor e interioridad de sentimiento, san Buenaventura; en sutileza lógica, Duns Escoto; a todos sobre puja santo Tomás en el arte del estilo dialéctico y como maestro y ejemplar clásico de una síntesis de meridiana claridad”

Santo Tomás marcó un hito en su época. Después de él los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o buscar otra dirección. A pesar de que en los siglos posteriores a su muerte, la tendencia dominante y constante entre los pensadores católicos fue adoptar la segunda alternativa, el interés en la filosofía tomista empezó a restablecerse, hacia el final del siglo XIX. Hoy la filosofía tomista sigue despertando gran interés, tanto en los católicos como no católicos.

*Guillermo de Ockham (1300-1349)

Nace en Londres. Estudia y enseña en Oxford. Es acusado y citado en Aviñon por sus doctrinas antieclesiásticas, por lo que huye y se pone bajo la protección de Luis de Baviera. Desde 1329 vive en Munich apoyando los intereses políticos y eclesiásticos de su protector. Cuando muere Luis de Baviera, Ockham se retracta de su primera actitud para reconciliarse con el Papa. Muere en Munich.  la obra filosófica más conocida son los comentarios a las sentencias.

Sobre el origen del conocimiento, contrario a  San Agustín y Santo Tomás, Ockham cree que la experiencia sensible es la auténtica causa. Según él, “no necesitamos más que la mirada sensitiva e intuitiva, dirigida a los objetos del mundo externo, o la intuición espiritual y reflexiva sobre nuestros propios actos interiores anímicos, y ya tenemos el origen de nuestro conocimiento de un mundo real. A partir de aquí formamos después por abstracción los conceptos universales y juicios, tenemos ya con ello los elementos con los que opera la ciencia.” A partir de estas ideas Ockham rechaza los universales, porque no son una realidad tangible, sino cosas de la mente. En otras palabras, los universales están en el alma y no en las cosas. Lo que hay en el alma son signos y, como tales, son algo convencional, un mero nombre con que se llaman las cosas. Por eso “el universal no es producido, sino que resulta de la operación abstractiva, que no es otra cosa que una especie de ficción.” Estas afirmaciones hacen que a Ockham se le catalogue de nominalista,  para él hay un mundo objetivo y una verdad objetiva, pero los límites entre ambos son mucho más estrechos.

Otro elemento que ayuda a comprender los planteamientos de Ockham sobre el conocimiento, es el papel que tiene lo individual en su pensamiento: lo individual es lo primero conocido y lo único propiamente conocido. Incluso en Dios no hay ideas universales. Según él, Dios crea sólo lo individual. En esto Ockham es muy radical y es consecuente  hasta el final. Esta concepción de lo individual se ha proyectado sobre su doctrina de Dios de forma original. Para él, Dios no es una voluntad caprichosa, también tiene leyes que lo rigen como, por ejemplo, el principio de contradicción y el principio de un determinado orden de las cosas.

Como se puede deducir de lo dicho hasta hora, Ockham es el digno representante del declive del pensamiento medieval, al no asignarle un papel preponderante a la fe en su pensamiento en general, y en el origen del conocimiento en particular.

 NOTA: EL TALLER ESTÁ EN EL TEXTO 5A

 

 

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